Por Mauricio Vallejo Márquez No podía dejar de verlos. Aquel conjunto de cristales blancos, rosados y amarillos que adornaban sectores de la casa de mi bisabuela Teresa Márquez eran motivo de asombro. Y como tenía más que claro que eran valiosos y enormes para mí, porque medían el ancho de mis hombros, solo podía …
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